Agrupaciones negras: “Los hechiceros”

A día de hoy todavía me pregunto porqué esta comparsa no triunfó. A priori, tenía todos los elementos necesarios para alcanzar la gloria: Un autor consagrado y de renombre, un repertorio a la altura de las mejores comparsas de aquel año, un grupo que secundaba y defendía como pocos dicho repertorio, un tipo bien cuidado…Por tener tenía hasta forillo y puedo decir que, hasta la fecha, pocos lo han superado en calidad. Como digo, no me explico como puede ser que esta comparsa no triunfase. Ocupa uno de los 5 puestos del compartimento de cedes de mi vehiculo y allí lleva desde el 2003 así que imagínense cuantas veces habré escuchado y reescuchado esta comparsa de camino al trabajo.

Intento buscarle una explicación sin fortuna y sin éxito. Tal vez influyera el hecho de que fue un cambio de estilo del autor al que pocos estaban acostumbrados. Tal vez influyera el hecho de que se empezara a producir una especie de cambio en el mundo de la comparsa apostando por caras más nuevas. No lo se. Ya les digo que para mi sigue siendo una incógnita total. Aunque creo que la verdadera culpable de todo es la falsa expectativa. Me explico: a raíz de los ensayos generales muchos aficionados pusieron a esta comparsa a la altura de grandes mitos como La niña de mis ojos, Encajebolillos o Los piratas. Pasa como cuando vas a ver una película al cine y tus amigos te han dicho que vayas a verla que vas a flipar en colores. Te creas una expectativa tan grande que cuando ves la película te das cuenta que, aun siendo buena, no era para tanto. Eso te hace salir del cine, o del Falla, con cierto sabor agridulce. Siempre nos sirve el consuelo de que en gustos no hay nada escrito y que, así como Torrente me gustó más que Titanic, Los hechiceros me gustaron más que Guadalupe.

Más que agrupación negra deberíamos titularla “Agrupación incomprendida”, Como diría mi buen amigo José Antonio Poveda Brull. Y como toda agrupación incomprendida, a esta tampoco le falta el puntito de frikismo. Esto ya lo he contado en alguna u otro ocasión pero no me resisto a repetirlo: Resulta que aquel año tuve el placer de contemplar desde un palco a un excomparsista de esta comparsa, al que habían expulsado, coreando su propio nombre a modo de reprimenda. Me resultó avergonzante ve a ese señor gritando a este grupo con las venas del cuello hinchadas. Debió tomarse a mal el que lo echaran. Es comprensiblemente patético.